“No esperes que se muera la gente para quererla y hacerle sentir tu afecto… En vida, hermano, en vida” (A. Rabatté)
El 2 de noviembre es difícil no pensar en los que se nos fueron. Las calles se llenan de familiares que van al “campo santo” a dejar a los difuntos ofrendas, flores, manjares, todo para que el muerto sepa que no se le olvida, que se le quiere y se le extraña.
¿Y los que aquí se quedan?, ¿y los que seguimos vivos?... En nuestros ires y venires dejamos pasar los días sin decirnos un “te quiero”, o simplemente para darnos un abrazo.
Para agradecer al compañero que nos facilitó el día en la oficina, para tratar de animar a los afligidos, para consolar a los tristes y para ayudar a los desamparados.
Nos es tan difícil abrir el corazón por miedo a salir lastimados, por temor a que los compañeros se burlen de nosotros, por aparentar debilidad. Pero son más fuertes aquellos que lo hacen, pues su corazón y su espíritu no se debilita.
Se acerca el tiempo de preparación para la Navidad, aprovechemos estos días para hacer nuestras ofrendas, para compartir estas flores y manjares con los que nos rodean día a día. Nuestros amigos, compañeros de oficina… y, por supuesto, nuestras familias.
¡En vida, hermanos, en vida!
El 2 de noviembre es difícil no pensar en los que se nos fueron. Las calles se llenan de familiares que van al “campo santo” a dejar a los difuntos ofrendas, flores, manjares, todo para que el muerto sepa que no se le olvida, que se le quiere y se le extraña.
¿Y los que aquí se quedan?, ¿y los que seguimos vivos?... En nuestros ires y venires dejamos pasar los días sin decirnos un “te quiero”, o simplemente para darnos un abrazo.
Para agradecer al compañero que nos facilitó el día en la oficina, para tratar de animar a los afligidos, para consolar a los tristes y para ayudar a los desamparados.
Nos es tan difícil abrir el corazón por miedo a salir lastimados, por temor a que los compañeros se burlen de nosotros, por aparentar debilidad. Pero son más fuertes aquellos que lo hacen, pues su corazón y su espíritu no se debilita.
Se acerca el tiempo de preparación para la Navidad, aprovechemos estos días para hacer nuestras ofrendas, para compartir estas flores y manjares con los que nos rodean día a día. Nuestros amigos, compañeros de oficina… y, por supuesto, nuestras familias.
¡En vida, hermanos, en vida!